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ANGUSTIA
La angustia es un estado de desasosiego psíquico que experimentamos cuando sin motivo nos preocupamos en exceso por la posibilidad de que nos ocurra algo temido, sobre lo que no tenemos control, y que, en caso de que suceda, consideraremos terrible.
Las crisis de angustia provocan un gran malestar, modificando fuertemente la percepción sensorial y la de nuestro cuerpo en el entorno. El miedo intenso que sentimos se acompaña de muchos de los síntomas somáticos y cognitivos de la ansiedad:
Palpitaciones, sensación de ahogo o falta de aliento, opresión, malestar torácico, náuseas, inestabilidad, mareo o desmayo, sensación de desrealización –irrealidad- o despersonalización –miedo a perder el control o a volverse loco, miedo a morir, acompañado de escalofríos y sofocaciones –.
Viviendo en la angustia he identificado dos tipos: la Fría y la Caliente. He querido darles forma para compartirlas contigo:
ANGUSTIA FRÍA, la identifico con el miedo al futuro, a lo enorme, a lo desconocido, al infinito. Invade la totalidad del cuerpo y lo deja desprotegido ante la inmensidad. Es gris, color Carne de Angustia Fría.
Está inspirada en experiencias del frío: La vida en Oslo, el Ex Presidio de Ushuaia, la navegación por el Parque Nacional de los Glaciares en el Calafate, NordKapp en Noruega.
ANGUSTIA CALIENTE, la identifico con el miedo a lo conocido, a lo concreto, a lo vivido como terrible. Sus puntos de concentración se sitúan en las entrañas. Es naranja, color de Carne Angustiada Caliente.
Está inspirada en experiencias del calor: La vida en São Paulo y Río de Janeiro, desierto del Sahara en el sur de Túnez, la arena roja del desierto, el sol.
Hoy puedes entrar en la angustia. Acércate y permanece en su interior al menos 3 minutos, hasta que el frío y el calor se hagan sensibles en tu cara, tu nuca y tus manos. Toca su superficie.