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El viaje ha sido desde siempre una necesidad de conocimiento para el ser humano, que busca ampliar horizontes que satisfagan su curiosidad. En la actualidad, la posibilidad de iniciar viaje es inmediata y las ofertas ilimitadas.
Hoy te ofrezco la posibilidad de viajar con el des-equilibrio
Dos modelos de cama en una maleta Color Carne Viva
Cama equilibrio: cama azul cielo con referencia a forma de cuna. Balancín que mece el sueño y nos remite a los protectores sueños de la infancia. Cama activadora de sueños en equilibrio, armónicos, que estructuran nuestra estabilidad interior.
Cama desequilibrio: cama amarillo locura. La cama del adulto con balancín en el lateral. Este movimiento mece el sueño en un descanso ondulante, mareante, imposible. Cama activadora de sueños en desequilibrio, que alteran nuestra estabilidad interior.
Las dos camas forman un conjunto de percepción: la posesión de las dos permite imaginar el descanso en la otra y combinar la sensación de desequilibrio durmiendo en el equilibrio y viceversa. El descanso entre las dos propicia la construcción de un estado intermedio que despierte la actividad productiva de nuestro interior.
Cómo usarlas:
Inicia un viaje, preferentemente solo, alójate en un hotel.
Utiliza la cama de la habitación del hotel como medio real para la aplicación de la terapia. Saca las camas de la maleta, familiarízate con su movimiento. Acuéstate en la cama del hotel y visualiza los puntos apropiados para colocar las camas en un lugar accesible mentalmente. Coloca las camas. También puedes dejarlas en la maleta en modo de estimulación controlada. Cuando decidas, acuéstate en la cama del hotel e inicia el sueño mientras miras las camas e imaginas tu posición en ellas. Duerme. Repite este proceso todas las noches que dure el viaje. A lo largo del día, recorre los lugares que hayas decidido visitar siguiendo tus preferencias de viaje.
Des-equilibrio de viaje es una experiencia única para cada viajero
Indicaciones:
Provocar des-equilibrio emocional, necesario en algunas ocasiones para alcanzar parcelas recónditas de nuestro interior. Especialmente indicada en momentos de dudas existenciales.